El Inicio de una Nueva Vida - Nanny Heart

La maternidad va más allá de lo tangible e intensifica las emociones más profundas. Ser madre no se puede explicar, se es, se siente y se vive.

Desde hace mucho tiempo la maternidad ha estado ligada con la creencia del instinto natural, ya que es una situación que compartimos con otros mamíferos y puede crear una experiencia de conexión y apego, la decisión y el ejercicio de la maternidad, cada mujer la vive de distintas maneras. Algunas optamos por esta alternativa como si fuera el camino más natural de nuestra vida, otras elegimos hacerlo si consideramos que va acorde con nuestro proyecto de vida, algunas más han decidido no ser madres. Es importante dejar de asociar la maternidad como un mandato o una variable que define y condiciona el valor de las mujeres. Por el contrario, el traer niñas o niños a este mundo es una decisión personal consciente que harán generaciones más felices y una sociedad mejor.

Para mi la maternidad es empoderamiento, es valentía, es amor, es dudar, es reír, es llorar, es sentirse sola o incomprendida, es una revolución de todas las emociones, es un fenómeno que nos marca para toda nuestra vida, pero uno elige cómo vivirla. Hasta el momento no hay una receta ni una manera universal para ser la madre perfecta, cada mujer es madre a su manera, pues es innato. La experiencia desde la gestación hasta el parto es una vivencia de situaciones anímicas delicada o la posible aparición de un trastorno más complejo, como la depresión, ansiedad o psicosis.

Dejemos de romantizar la maternidad, puesto que muchas veces no es tan rosa o tan perfecta como hemos escuchado socialmente, ya que se ha hecho una idealización de la maternidad errónea, sin embargo, se viven diversos cambios físicos, psicológicos, alimenticios, médicos y emocionales, lo cual entre más tengamos la libertad de exponerlo y hablarlo será más llevadero para cada una de nosotras.

¿Qué cambios se producen en el primer trimestre del embarazo? 

En este periodo, se presenta la ausencia de la menstruación como señal de la concepción, es uno de los primeros signos y uno de los más evidentes. En las primeras semanas también puede producirse un ligero sangrado por la implantación del embrión, aunque hay algunas mujeres que aún siguen menstruando, estando embarazadas.

También aparece el aumento del tamaño y la sensibilidad de las mamas, los pezones se tornan más prominentes y las areolas se agrandan y se hacen más oscuras. Igualmente, se hinchan y se hacen visibles unas pequeñas protuberancias blanquecinas alrededor del pezón, llamadas tubérculos de Montgomery, que posteriormente se encargarán de producir un líquido que ayudará a protegerlo. En ocasiones, el desarrollo de la mama puede producir punzadas y dolor en los pezones.

Además, con el aumento del tamaño del útero, sus paredes se fortalecen, al tiempo que los vasos sanguíneos se dilatan y el volumen de sangre aumenta de cuatro a cinco litros, con la finalidad de nutrir adecuadamente al embrión. A las 12 semanas de embarazo, se puede observar un leve abultamiento en el abdomen. Pasadas las 20 semanas, el crecimiento del útero alcanza la altura del ombligo y el abultamiento del abdomen se hace más evidente.

Por otra parte, el corazón late más deprisa, pues tiene que bombear más sangre y la placenta recibe una quinta parte del flujo sanguíneo de la madre. También aumenta la cantidad de sangre que tiene la madre, y el ritmo respiratorio y el metabolismo se vuelven más rápidos. El retorno sanguíneo por las venas, desde las piernas, puede verse más afectado por el aumento de tamaño del útero y se puede producir hinchazón o edema en las piernas y, en ocasiones, varices.

En estos primeros meses el apetito se vuelve mayor, por lo que el aumento de peso es inevitable, aunque también depende del organismo que cada mujer tiene puesto que es posible que algunas mujeres tiendan adelgazar un poco. La cintura puede ensancharse y, a partir del segundo mes, también pueden hacerlo las caderas.

Como mencionaba anteriormente, no todo es color de rosa, muchas de las mujeres sufren consecuencias de los cambios hormonales, pueden percibirse de manera diferente los sabores. También el olfato está más sensible de lo habitual, con lo que puede tenerse una percepción exagerada de algunos olores, que den lugar a náuseas. Así mismo, la aparición de diversas molestias. Por ejemplo, la madre puede sufrir inflamación de las encías, náuseas y vómitos (especialmente por las mañanas), ardor de estómago, malestar, cansancio, estreñimiento, hemorroides, necesidad de dormir más horas o dolor de pelvis, etc. La frecuencia e intensidad de estos síntomas difieren de unas madres a otras.

Los cambios en la piel aumentan la actividad de los melanocitos (células de la piel que contienen un pigmento llamado melanina). Esto provoca la aparición de una línea oscura entre el pubis y el ombligo y el oscurecimiento de los pezones y areolas.

Es muy importante que al inicio de la gestación se inicie un control ginecológico, para que te realices la primer ecografía y los análisis clínicos, (de orina, grupo sanguíneo y factor RH, VIH, Sífilis, Hepatitis B y C) esto con la finalidad de prevenir complicaciones durante la gestación.

¿Qué cambios se producen en el segundo trimestre? 

A partir de las semanas 13 inicia el segundo trimestre, el cuerpo de la madre seguirá transformándose para facilitar el desarrollo y crecimiento del feto. El útero y, por tanto, el abdomen, siguen aumentando de volumen. En consecuencia, la cintura sigue ensanchándose. Esto puede originar estrías de color rosáceo en la piel, es fundamental mantener hidratada la piel, principalmente el vientre para evitar la aparición de las estrías.

Durante las semanas 16 de gestación, es posible que empieces a sentir los pequeños movimientos de tu bebé. Si tú o tu pareja ponen la mano sobre el vientre sentirán los movimientos. ¡Qué maravilla! tú bebé crece y se desarrolla a un ritmo vertiginoso y sorprendente.

Los riñones y el corazón trabajan todavía con más intensidad, el volumen de sangre ha aumentado un 50%. Se puede producir mayor sensación de piernas hinchadas o cansancio, orinar con más frecuencia por la presión sobre la vejiga.

El ritmo intestinal se ralentiza, lo que puede producir digestiones pesadas, ardor de estómago, flatulencias y estreñimiento.

Las encías también se vuelven más sensibles y pueden sangrar, por lo que se recomienda visitar al dentista 4 veces durante el embarazo.

Muchas de las molestias que pudieran haber aparecido durante el primer trimestre, como las náuseas o el cansancio, desaparecen durante estas semanas y, de hecho, es habitual que la madre se sienta plena de energía.

Es valioso recordar que durante las semanas 20 y 24 se debe realizar la ecografía morfológica o estructural, ya que nos permite comprobar posibles malformaciones y alteraciones, se valora el crecimiento del feto y el desarrollo de sus órganos.

¿Qué cambios se producen en el tercer trimestre del embarazo?

Durante estas semanas, la embarazada vivirá los siguientes cambios físicos:

El aumento de tamaño del útero y del abdomen continúan. Pueden incluso llegar a interferir con la rutina diaria de la mujer embarazada en actividades tan básicas como comer, dormir, caminar, inclinarse o incorporarse. Sigue aumentando el peso.

Existe la presencia del cansancio intermitente, lo que provoca una mayor necesidad de dormir con más frecuencia.

En las últimas semanas de gestación, las mamas, pueden producir un líquido amarillento o blanco denominado calostro que contiene gran cantidad de minerales y anticuerpos. Es un líquido normal que será el primer alimento del bebé en la lactancia materna.

Es frecuente el aumento de las ganas de orinar, cuando la cabeza del bebé ya está encajada en la pelvis. Se presentan algunas molestias como el ardor de estómago, el dolor de espalda o de pelvis, muchas veces se recomienda utilizar como apoyo fajas de maternidad para que den soporte a tu cadera.

¿Qué cambios psicológicos se producen durante el embarazo?

Las transformaciones fisiológicas propias del embarazo suelen llegar acompañadas de distintas emociones, que se suceden a lo largo de la gestación:

En los primeros meses, es normal que la mujer sufra cambios de humor y se sienta a menudo irritada sin que, aparentemente, exista una razón. Esto se debe tanto a los cambios hormonales típicos de esta etapa, que aumentan la sensibilidad de la mujer, como a las preocupaciones respecto a la evolución del embarazo y a la salud de su bebé, que suelen surgir durante el primer trimestre. Es importante manifestar estas emociones y hacer las preguntas que las generan. Por lo que es indispensable tener un acompañamiento terapéutico para prevenir trastornos de depresión, ansiedad o incluso una psicosis.

Durante el segundo trimestre se experimenta generalmente un momento de mayor tranquilidad. Es en este periodo cuando la mayoría de las preguntas ya han sido respondidas y el bebé ya es un feto, no se está formando, sino que está creciendo. Se notan los movimientos del bebé y desaparecen muchos síntomas como las náuseas o los vómitos. Son momentos de conexión entre la madre y el hijo.

Muchas de las mujeres en esta etapa experimentan emociones negativas como miedo o ansiedad puesto que, la cercanía del parto puede reavivar las preocupaciones y temores por la salud del bebé y por la capacidad para cuidarlo adecuadamente, al tiempo que la embarazada comienza a sentirse más impaciente por conocerle. Es importante manifestar estas preocupaciones y preguntar tanto como sea necesario. En estos momentos, son muy útiles las charlas y cursos de preparación al parto.

En ocasiones, puede darse también un estado de ánimo depresivo en la mujer embarazada. No obstante, los anteriores sentimientos dependen de factores como la personalidad de la madre y las circunstancias de su embarazo.

Por último, los cambios del cuerpo pueden conducir a una menor autoestima, sobre todo en el tercer trimestre, ya que no se siente tan atractiva como antes o siente miedo de no volver a ser la misma tras el parto. Todo ello, de nuevo, puede intensificar la tristeza y la preocupación.

También se viven emociones positivas como la alegría, el orgullo y la ilusión. Son frecuentes desde el momento en que se conoce el embarazo, todo depende del contexto o situación en la que te encuentres, no olvides buscar apoyo si lo necesitas.

Es un hecho, que una vez que eres madre, no vuelves a ser la misma. Más allá de los cambios y marcas en tu cuerpo, también, hay un cambio en tu manera de pensar y de ver la vida.

La maternidad llega a revolucionar tu mundo, lo hace más hermoso, pero también mucho más caótico. La maternidad llega a confrontar tus propias creencias, tus propios miedos, tus propios “YO NUNCA HARÍA”. La maternidad saca lo mejor y lo peor de ti, porque, te lleva al extremo, física y emocionalmente. La maternidad llega a enseñarte que, por más que quieras, no siempre tendrás el control de todo. La maternidad llega a pintar tu vida de colores y muchas veces te hace confrontar contigo misma.

Si bien es cierto, habrá días grises, en donde no sepas por dónde empezar y el cansancio te consuma, pero también, habrá otros días dónde te sientas orgullosa de todo lo que has logrado, otros días en que no quieras levantarte de la cama y es válido darse el tiempo, así mismo, habrá días en donde serás la más eficiente y organizada. Es un hecho, una vez que eres madre, no vuelves a ser la misma. Te conviertes en una mejor versión de ti, te cansas, caes y te vuelves a levantar.

“RECUERDA LO ESTÁS HACIENDO MUY BIEN, LO HACES DE MARAVILLA, A TU TIEMPO Y A TU RITMO”

Recuperado en: Cinfasalud

Texto por: Gloria Flores Reyes

Imágenes: pxhere.com & pixabay.com

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